Ayer sábado 27 de junio se celebraron en Barcelona los 40 años de los hechos de Stonewall, la revuelta de los gays de Nueva Iork en contra de la represión policial de los espacios de ocio dedicados a este colectivo. Esta revuelta, que duró una semana y que llevó a organizar barricadas y alborotos a los gays de la ciudad, es el inicio del movimiento de gays, lesbianas y transexuales (glt) moderno. Éste se caracteriza por revertir una actitud: no es el homosexual o el transexual el enfermo, es la sociedad la enferma pero no aceptarlos. Se pone en marcha, entonces, un movimiento de transformación social, que ha conseguido importantes avances al mundo occidental.
Este año el 28 de junio se ha organizado, como es habitual, por la Comisión 28 de junio, formada por las asociaciones reivindicativas del movimiento glt. En Barcelona hace tiempo que hay un debate entre el matenimiento de un 28 de junio reivindicativo (pero festivo) y otro también festivo pero lleno de intereses comerciales por desarrollar el ocio consumista (esencialmente) gay. También hay un posiciones intermedias que proponen agrupar ambos sectores de forma diferenciada en un único acto. De eso ya hay experiencias que dieron lugar a conflictos, la primera vez que participaron los empresarios dedicados al ocio destinado a gays se produjeran alborotos. Incluso hubo un primer ensayo de celebración solo empresarial que este año se vuelve a reproducir, cuando escribo estas líneas.
El capitalismo nos quiere “integrar” como consumidores, como segmento de mercado y, por lo tanto, diferenciarnos y aislarnos. Eso implica consumir “gay”, en lugares específicamente destinados a este público, para mantener más fácilmente viva esta pulsión consumista. Eso se hace a partir de un discurso aparentemente hedonista y de libertad, pero en realidad de consumo, frustrante, impersonal, clasista y que genera nuevas marginaciones por edad, por sexo (sí, las lesbianas son menos visibles), por cánones de belleza, por estética (modas), etc.
Personalmente mi opción fue ir a la manifestación reivindicativa en una fiesta al aire libre en el centro de Barcelona. Pese al descenso de participación (provocado por la doble convocatoria que confundió a muchos y el "boicot" de los locales comerciales), opino que es positivo que se creen espacios nuevos, alternativos, diferentes donde las personas glt puedan expresar su afectividad. Espacios libres de homofobia, más que solo para gays, y espacios, en definitiva donde poder gozar de relaciones personales (sexuales y afectivas) más satisfactorias. Espacios anticapitalistas para alcanzar una liberación personal más allà de las dinámicas de relaciones frustrantes que genera (competitivas, consumistas, individualistas, etc) este sistema.
diumenge, 28 de juny del 2009
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